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miércoles, 4 de abril de 2012

Implicaciones de adentrarse en esta nueva profesión

Cuando realizamos un cambio en nuestras vidas de tal magnitud, debemos plantearnos las implicaciones que ello conlleva ya que no todo será un camino de rosas y deberemos ser conscientes de que nos clavaremos más de una espina. De la misma manera que debemos prever lo que nos encontraremos al final de ese camino y si nos vale la pena todo el proceso o no.

En la entrada anterior hablaba de la formación, de los diferentes cursos que se nos ofrecen en las dos mejores escuelas de maquillaje de Barcelona, etc. Empezaremos por ello para tratar las implicaciones que conlleva adentrarse en esta nueva profesión.

 Si realmente te quieres dedicar a ello, considero que el curso que se debe hacer es el completo. ¿Esto qué implica? Implica invertir prácticamente un año en realizar una formación presencial, de lunes a viernes, dedicar parte del tiempo libre a practicar y hacer "los deberes", lo que hace desaparecer cualquier opción de encontrar un trabajo temporal a tiempo parcial, más que nada porque la parte tiempo te va a faltar. Y, por supuesto, implica un desembolso considerable. Esto de considerable se sobreentiende que es un término totalmente subjetivo y que cada uno sabe las condiciones económicas en las que se encuentra o lo que es capaz de sacrificar por ello. En mi caso, actualmente desempleada, con pocos meses de prestación por delante, viviendo en pareja (con los gastos que ello conlleva) me supone un gasto que por un lado no me costaría asumir ya que la idea de realizar esta formación me fascina, pero por otro, por el lado más conservador, me frena mucho por lo que he comentado antes: si realmente quieres aprender, hay que practicar y practicar, y cuando te canses, seguir practicando, por lo que tener un trabajo complementario a los estudios no me parece factible.

Pongámonos en la situación siguiente: decido matricularme, invertir en el material necesario, consigo el dinero para pagarme todo el curso, apruebo y obtengo el título. Han pasado 10-11 meses, tengo X€ menos en el bolsillo, un título y una gran y fantástica (espero) experiencia. ¿Ahora, qué? Es cierto que estas escuelas ofrecen una serie de prácticas, no sé si remuneradas o no (por lo menos para cubrir el material empleado), pero una vez finalizadas, una vez puestos los pies en la calle, dejando a un lado pasarelas, rodajes, obras de teatro, etc, cuando te debes enfrentar a la oferta real, ¿qué te encuentras? Como en muchos otros sectores, España es un país que discrimina bastante y que no deja evolucionar. En muchos aspectos la sociedad aquí tiene una mentalidad bastante cerrada. Siguiendo con la profesión que me planteo, sólo hay que poner un ejemplo para verlo claro. Una mujer se va a casar. El día (se supone) más feliz e importante de su vida. Se gasta lo que se tenga que gastar en vestido, ceremonia, banquete, fotos, etc. Pero a la hora del peinado y maquillaje sí que repara en gastos y piensa: ¿para que voy a gastarme X€ en una maquilladora profesional que aparte de utilizar buenos productos, dominar la técnica y hacer un estudio de mis facciones para saber qué me va a favorecer, si puedo pagar la mitad en la peluquería de toda la vida y la señora me peina y me pinta con cualquier cosilla? Pues ese es el concepto generalizado que hay en este país que no permite a los maquilladores dar rienda suelta a su trabajo. No se valora el trabajo que realizan, lo encuentran algo superficial e inútil.

Con esto no pretendo desanimar ni ponerlo todo negro, pero hay que ser consciente de dónde te metes antes de dar el paso. A partir de aquí cada uno es libre de escoger lo que crea mejor para su futuro, tanto personal como profesional. Yo admiro a todo aquél que haya hecho esa formación, haya estado meses y meses aprendiendo y que tenga el valor para plantarse y decir: sí, sé que es complicado pero es lo que me gusta y voy a salir adelante.

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